Volver
Es un placer poder compartirles mi experiencia con Juli.
Desde la primera vez que escuché hablar de su terapia resonó conmigo. Pasábamos horas charlando con una amiga que me compartía sobre las dinámicas que Juli proponía en la sesión y sobre todo siempre remarcaba ‘es muy humana’. Me acuerdo la vez que me contó que le había dado un abrazo, sorprendida como quién espera de los psicólogxs una marcada distancia física, como si no pudieran darse el lujo o más bien la naturaleza de ser humanos.
Hacía rato largo yo quería arrancar y por una cosa y la otra lo posponía. Asimismo, creo mucho en que los tiempos, aunque la mayoría de las veces me cueste entenderlo, son perfectos. Y así fue como empecé terapia unos días antes de mi cumpleaños 28. Y qué regalo!!!
A mí también me recibió con los brazos abiertos, un ser humano, ante todo. Una Juli que me dio la mano y me animó a recorrer este camino hacia adentro. Atenta, dispuesta, respetuosa, con los ojos, la mente y el corazón puestos en cada detalle. Poniéndole el cuerpo junto conmigo. Acompañando mi dolor, mi angustia, mis alegrías, mis dudas, mis incertidumbres y mis certezas. Recordándome la maravilla de los procesos y lo complejo que es ser humano, y que aun así la vida es hermosa.
Gracias Juli por ser una apasionada de tu profesión. Gracias por ayudarnos a poner luz ahí donde más duele. Gracias por tu entrega. Gracias por tu escucha respetuosa y tu abrazo cálido.
Y cierro con una frase que me gusta mucho que dice ‘me quedo ahí donde entiendan que para mí si es para tanto’.

Antonella
Córdoba - Argentina